Jardin de rosas [Arthur/Amelie]

Tras soportar el calor sofocante de ese maldito edificio que era el Shibusen -debían poner un mejor sistema de ventilación, de verdad.- agradecí profundamente el aire fresco de los jardines. Además, tenía que reconocer que era una de mis zonas favoritas de la escuela; adoraba las plantas. Eran mucho más faciles de cuidar que las personas.
Sin prestar atención a si había alguien más a mi alrededor, me acerqué a uno de los rosales, acariciando una de las flores. Estaba tan bien cuidado que no pude evitar una ligera sonrisa.

Aquello era muy, muy divertido. "Infiltrarse" en el Shibusen era lo casa más fácil que se podía hacer; aunque claro, ella sabía perfectamente que Shinigami-sama estaba al tanto de sus movimientos, pero le gustaba imaginarse que vivía una aventura.
El cuerpo lanudo y blanco de la felina, caminaba pavoneándose por los jardines de la residencia. Tal vez, encontrara algo interesante que hacer por ahí.
Sus ojos, centelleantes cual zafiros, se posaron en la fugura de un muchacho rubio, amante de las rosas. ¡Como ella!
-¿ Meow? - Maulló mientras se restregaba contra una de sus piernas, intentando llamar la atención.

-Ah... hello, kitty.-sonrei, tomando al gato entre mis brazos. El animal ronroneó suavemente cuando lo acaricié. -¿Qué haces tú por aquí?
Tambien debia comfesar que tenía cierta predileccion por los gatos. Los perros me parecían demasiado pesados y poco elegantes. Me fijé mejor en el gato; tenía unos enrmes y brillantes ojos azules.

-Eres muy bonito, ¿sabías?-sonreí. No me resultaba dificil ser simpático con los animales...con las personas si, para mi desgracia.

Le encantaba que la acariciaran, era un placer parecío a cualdo una persona le hacía mimitos a otra. Realmente reconfortante.
No contestó, pese a que podía perfectamente hablar estando en forma de gata, prefería guardar silencio. Pero lo que sí hizo fue guiñarle un ojo burlón, a sabiendas que si se daba cuenta, no le prestaría mucha atención o pensaría que había sido su imaginación.
Ella sabía que era bonita, no por nada se acicalaba y se cuidaba día a día para verse lo mejor posible, aunque el comentarió del rubio subió su ego un poco más.

¿Era mi imaginacion o la gata m acababa de guiñar un ojo? Deseche esa posibilidad de inmediato, vamos, era solo un gato. De cualquier manera, decidi dejar al gato amtes de que me arañara. Con cuidado, deje al animal en el suelo, rascandole las orejas.
-Ten cuidado por donde te metes-le adverti a la gatita- Hay gente peligrosa por aqui...-pense en cierto profesor ruso. Me levante y le sonrei por ultima vez a la gatita, antes de volverme de nuevo a las rosas.

-¡Nya! - Un maullido gatuno, pero extrañamente femenino, se escuchó por todos los jardines.
La gata, bastante satisfecha de lo que había dicho el chico de las rosas, había optado por agradecerle sus caricias con un fuerte abrazo. Lo que viene a significar el enterrar su cabeza ante sus grandes pechos de mujer humana.
- ¡Qué lindo que te preocupes por mi!~ - Comentó una dulce pero seductora voz, al oido el inglés.

-Whmmpff??-(What??)
¿¿Que narices pasaba?? ¿¿Acaso no era un gato?? Me separe de la gata-ahora-chica, alterado y mortalmente sonrojado, para toparme con que enfrente mia ya no habia un animal, sino una muchacha rubia connun cuerpo muy...ejem, desarrollado. La señale con el dedo.-¡¿Quien eres tu?!

¿ Um? ¿ Yo? - Preguntó señalándose de manera algo infantil- Me llamo Amélie Bonnefoy, encantada amour~ - Se volvió a acercar al inglés, pegando su cuerpo desnudo al de él. No le gustaba demasiado usar ropa, pues decía que estas tapaban gran parte de la esencia humana y que eso le disgustaba. - ¿ Y tú? - Sonrió felinamente-

Senti el rostro arder al darme cuenta de que la muchacha andaba desnuda, y aun mas cuando se me pego, asi, sin verguenza ninguna. Me la quite de encima con rapidez, intentando no ser muy brusco.
-¡P-p-ponte algo, por favor!-le pedi, sin mirarla. Demonios, ¿¿quien era exactamente esa chica?? Por si no tenia ropa, le lance el gersey que llevaba doblado en mi brazo, esperando que fuera lo suficientemente largo.

-¿Meow? - Al recibir la chaqueta del muchacho, no puedo evitar extrañarse un poco. Aunque tras unos segundos de debate interno, recordó el terrible fetiche que tenían los humanos de tapar todas las partes de su cuerpo. Se miró a si misma, y sonrió al desconocido- Merci, Monsieur~ . - Y dicho esto, se puso el jersey , aunque tapaba poco más que su culo pero era algo por lo menos.
Con un movimiento muy sesual, aspiró el olor de la prenda, mientras sus profundos ojos se posaban en los verdes de él.- Huele a tí.

-C-claro que lo hace, it's mine.-repuse, con el ceño fruncido, volviendo a mirar a la chica. Damn it, parecia sacada de una revista para camioneros. Ignore el sonrojo que persistia en mi cara e intente arreglar un poco mi imagen de caballero, a pesar del desagrado que me producia su acento frances.
-Bueno, s-señorita...Amelie...¿QUE es usted?-ahora que lo pensaba, podria se una bruja. ¿Era eso posible? Estreche los ojos con sospecha.

-Pues... Soy una bruja. - Con sencillez y sin mostrar ningún miedo a lo que acababa de decir, Amélie se acomodó mejor el jersey, y se peinó los cabellos dorados con los dedos.
Volvió a sonreir, esta vez de medio lado, de una manera que gustaba de provocar y hacer que los sentidos humanos se exaltasen..
- Rosa, rosa, rosa roja- Canturreó mientras continuaba mirando al muchacho.

Me tensé al oir su respuesta. ¿¿Cómo podía ser?? ¿¿Era de verdad una bruja?? Salté hacia atrás, retirándome todo lo posible de la rubia, mientras mi brazo derecho se convertía en la hoja de una espada. La miré, demasiado poco enojado para mi gusto.

-Si es eso cierto...te pido por las buenas que te marches.-dije, calmado. Si podía evitarlo, no formaría un espectáculo. A pesar de que sabía que debería matarla instantaneamente.- Las brujas aquí no son bien recibidas.

-¡Oh~! ♪ ¡Se ha transformado! ¡Se ha convertido en una espada! - Canturreó ajena a todo peligro, mientras se alejaba unos pasos para tener mejor visión del arma.
- ¡Me has gustado! ¡Te quiero como arma! ¿ Nya? - Comentó con firmeza y con una sonrisa peligrosa en los labios. No había nadie en los jardines, seguramente alguna clase habría comenzado, y eso daba rienda suelta para que Amélie pudiera hacer lo que le placiera.-

¿Q-que si yo qué? Su pregunta me dejó absolutamente descolocado. ¿Quien en su juicio le pregunta eso a alguien que practicamente esta amenazando con matarte?
-D-dejate de jueguecitos...- fue lo unico que atine a decir- ¡Lo digo enserio! Si no te marchas tendre que atacarte...

Amélie torció los labios, algo disgustada por la actitud agresiva del muchacho hacia ella.
- ¿Neee? ¿Atacar? - Pareció meditar algo en su cabeza, y cuando llegó a una conclusión razonable sonrió de manera traviesa. Sus ojos se afilaron y entornaron, y sobre su cabeza apareció un sombrero de bruja.
- Ya claaro... En ese caso te derrotaré y luego me pertenecerás. - Expuso con voz fría. Cuando ella quería algo, lo tenía.

No pude evitar un ligero estremecimiento por el miedo. No podía enfrentarme a una bruja yo solo, sin mi tecnico por aquí. "Shit....What can I do now??"
Sin embrago no exterioricé lo que de verdad sentía, y en cambio puse mi mejor expresión retadora, sonriendo de lado.
-No sabes con quién te estás metiendo, witch-la espada de mi brazo brilló por un momento, mientras adoptaba pose de combate- No soy facil de vencer.
Repasé todo lo que tenia en mi mente sobre las brujas, mientras al mismo tiempo buscaba una via de escape de emergencia. Mi mente iba a explotar de exceso de información.

-¡Jia, jia, jia! ¡Jamás podrás derrotarme! - Todo era tan divertido para Amélie, que se permitió el lujo de reirse a pleno pulmón en la cara de la espada.
Pero no perdía nunca el estado de alerta.
- Ro- ro-rosa.... -Movió su dedo índice derecho en forma de círculos, empezando a aparecer en esa zona, una concentración de luz rojiza.
- ¡¡Rosa!! - Y de su mano estirada en dirección al inglés, apareció una gigantesca rosa con un aura algo maléfica y oscura, que comenzó a acercarse como un rayo de luz hacia el muchacho.
- ¡Valentine Canion!

Salté hacia un lado esquivando el ataque, rodando un poco por el suelo y poniéndome depie rapidamente. Miré a ambos lados, buscando un posible escape, pero la bruja-gato se interponía entre el Shibusen y yo. "Shit..."
Me impulsé hacia delante, saltando hacia la bruja velozmente, tramformando mi brazo -ahora espada- en un enorme martillo que dejé caer sobre la bruja. Ser un arma transformista era un buen recurso a la hora de sorprender al enemigo.

Esto último que hizo el rubio dejó pasmada a Amélie. No era muy usual ver armas que pudieran cambiar a voluntad.
- ¿Nya? - Por un acto reflejo, puso sus brazos en forma de cruz, para proteger su cuerpo y además poder retroceder de un salto por el impulso del muchacho.
La cosa se volvía tan interesante, que el corazón de la francesa latía con mucha fuerza. Un exceso de adrenalina recorría sus venas, y eso era peligroso.
- ¡Zwan! ¡Adelante! - La parte de la copa de su sombrero se estiró, mostrando una cara burlona que, con la forma de una mano, agarró al inglés por el brazo con fuerza. De esa manera lo mantenía alejado de Amélie, y a la vez algo aprisionado.

Abrí los ojos con sorpresa, sabía que las brujas tenían bastantes trucos bajo la manga, pero definitivamente lo del sombrero no me lo esperaba.
-Damn witch...-mascullé, por lo bajo.
Intenté soltarme dando un tirón, pero el agarre sobre mi brazo era demasiado fuerte, y comenzaba a hacerme daño de verdad.
Sin querer darle más tiempo a la bruja para que planeara un nuevo ataque, convertí mi brazo en la hoja de una guadaña, rasgando el tejido lo suficiente para soltarme.
Volví a situarme a una distancia prudente de la bruja, esperando su siguiente movimiento.

-¡Meow! - La rubia cerró un ojo como si el
hecho de que le hubieran cortado un trozo de su querido sombrero fuera
algo terrible y doloroso.
Algunas lágrimas saltaron de sus ojos zafiros, rebalando por sus mejillas y sus labios, ahora en un mohín infantil.
- No entiendo el porqué eres tan malo conmigo... Arthur.... - Se limpió el llanto con la manga del jersey del muchacho, hipando y sollozando como si le hubieran roto el corazón.
- Si yo no te he hecho nada ¿ O sí? ¿Me odias por pasearme desnuda?

-W-w-what?!-me quedé pasmado, ¿enserio estaba llorando? ¿sería una especie de truco? -¡Has sido tú quién me ha atacado primero!

No sabía qué hacer, como caballero inglés no podía evitar sentirme mal por haber hecho llorar a una mujer, pero al mismo tiempo sabía que era una bruja y que podia ser alguna especie de truco para pillarme con la guardia baja.
Sin embargo, bajé un poco el arma.

-A-además, tampoco es para tanto, solo es un sombrero.-añadí.

-¿S-s-solo un sombrero? ¿Zwan solo una mera prenda de llevar y luego tirar? ... ¿Acaso no has tenido nunca un amigo?
Como si fuera una magdalena, lloraba con toda la fuerza de sus pulmones, eso sí que se le había clavado en el pecho. No el hecho de que considerara a Zwan un objeto, sino que su querido Arthur no comprendiera el significado de la amistad por no haber tenido amigos, o eso pensaba ella.
- ¡¡Amélie está muy triste!! - Manifestó en un último hipido-

-D-don't cry! -le dije, o más bien le ordené. Estaba tan nervioso y deshubicado en ese momento que ni siquiera podía controlar mi tono de voz- ¡Me acabas de atacer con él, e-es lógico que me defienda! ¡Y-y c-claro que he tenido amigos!- añadí, ofendido. Las hadas y seres mágicos que me solían acompañar de niño eran mis amigos. Aunque la mayoría de las personas se burlasen de mí por ello.
Aun un poco desconfiado -era instinto natural- bajé el arma por completo y regresé mi brazo a la normalidad.

-Anyway, puedes arreglarlo, ¿no?-pregunté, refiriéndome al sombrero- Eres una bruja.