Sujeto de experimentos 001 [Arthur/ Gilbert]

Miré los ingredientes de cocina que había situado frente a mí como si mirase a mi peor enemigo. Vale, esta vez tenía que salir bien. No volvería a meter la pata en la cocina, porque esta vez iba a hacer un plato típico de mi país, e iba a estar riqiísimo, y Gilbert iba a querer repetir.

Sí, había invitado al prusiano a comer, aprovechándo que los demás estaba fuera. Iba a ser un sujeto de experimentos perfecto, ya que si no salía bien al comida no pasaba nada; mala hierba nunca muere. Además de que tampoco quería causarle dolor de estómago a ninguno de mis compañeros de piso.

¡Pero esta vez sería diferente! ¡No iba a pasar nada porque la vez anterior solo había sido un pequeño desliz! Me remangué y me puse el delantal, comenzando a limpiar el pescado mientras esperaba la llegada del albino.

Arthur me había invitado a comer a su casa, había dicho que hoy no estarían sus compañeros de piso. Me dirigí a su casa, tenía muchas esperanzas en que la comida del inglés sea de las mejores, por eso había accedido sin pensármelo dos veces.

Al fin llegué a la casa, llamé a la puerta.- ¡Arthur, Soy Gilbert! -Y esperé pacientemente a que el inglés abriera la puerta.

Me lavé las manos y me las sequé en un paño de cocina, antes de ir a abrir la puerta. Cuando lo hice y ví al prusiano, no pude vitar sentirme nervioso. Iba a cocinar para él...
Esbocé una sonrisa tensa.

-Welcome, Gilbert- saludé, haciéndome a un lado para que entrara.- Siéntate por ahí, justamente estaba cocinando.

Entré en la casa del rubio y me senté en el sofá. Aún estaba cocinando, y el olor que impregnaba la casa era apetitoso.

-Huele muy bien, inglés. ¿Qué estas haciendo?

Esperé pacientemente a que respondiera y terminara de cocinar para así poder probar la comida inglesa. Me gustaba mucho comer, pero rara vez me invitaban a alguna casa. Eso era lo que no comprendía. Si soy tan awesome, ¿por qué nunca me invitaban a comer a las casas ajenas?

A-ah. Me había dicho que olía bien... ¿iría enserio?

-Fish and chips.-contesté, mientras volvía a la cocina y echaba el pescado empanado en la sartén, en la cual el aceite ya estaba caliente.- Te gusta el pescado, ¿no?

Esperaba no hamer metido la pata. Y esperaba no meterla AHORA. Vijilé la sartén como si el pescado fuese a echar a correr en cualquier momento y por ello tuviese que mirarlo fijamente. God, I was so nervous...

-A mi me gusta todo, inglés. -Le respondí seguro de mí mismo.- Tengo ganas de probar el famoso Fish and Chips. -Dije emocionado. La cosa pintaba bien. Arthur tenía la mesa preparada al estilo inglés, cómo no.

Se oía la sartén, habrá echado el pescado a la sartén. Kesesesese~ qué ganas tenía de probarlo...

-¿Sabes, inglés? Eres el primero en invitarme a comer en mucho tiempo. -Le dije para entablar conversación.

Inglés por aquí, inglés por allá... ¿porqué nadie se aprendía mi nombre? Sin perder de vista el pescado, saqué otra sartén con aceite y me puse a freir las patatas que ya había cortado con anterioridad.

-No me extraña... eres propenso a emborracharte en cualquier sitio y montar un espectáculo.-le dije, con cierto tono bromista en mis palabras.- Por cierto, ¿quieres beber algo?

El inglés parecía estar terminando. Qué bien, tenía hambre.

- ¡Yo no me emborracho cada vez que bebo algo! -Le contesté- Pues... cerveza, por supuesto, Arthur. - Pues para demostrar que no me emborrachaba siempre, esa noche no me iba a emborrachar. ¡Cambiaré la opinión que tiene Arthur sobre mi gran persona!

Saqué una lata de cerveza del frigorífico y se la llevé al prusiano, que esperaba sentado en el sofá. La puse encima de la mesa.

-Si te emborracharas cada vez que bebes algo estarías boracho todo el día, siempre bebes cerveza-comenté- Solo estaba diciendo que eres propenso a no saber comportarte.-sonreí ligeramente- Como en la merienda de Emma, por ejemplo.- ¿Qué hacía ahi parado hablando? ¡Y si se me quemaba la comida!- ¡Aah! ¡Ve sentandote, ya está casi listo!-dije, antes de salir disparado hacia la cocina.

Retiré las dos sartenes del fuego y lo apagué. Uf, menos mal, no parecía haberse quemado nada. Serví dos raciones en un plato y, tragando saliva, los llevé hacia la mesa.

Al fin, la comida estaba lista. Tenía mucha hambre. Muchísima. Me senté en la mesa, y vi a Arthur traer los platos con el famoso Fish and Chips de Inglaterra.
-¡Tiene buena pinta! -Miraba con deseo el plato, me gustaba comer. Y sobre todo probar platos nuevos. - Te has esmerado, se nota. Tiene que estar buenísimo.

Esperé a que se sentara para empezar a comer, un mínimo de educación no iba a afectar a mi awesomidad, después de todo.

-¿En serio que tiene buena pinta?- me senté frente a él, ocultando mis manos que se retorcían con nerviosismo bajo la mesa. Lo iba a envenenar, lo sábía, lo sabía...
Aunque el plato era sencillo y no llevaba ingredientes complicados, y aparentemente no estaba quemado, sabía que mi cocina tenía una maldición.- P-pruebalo, a ver que tal está...
Esperé a que el prusiano diera el primer bocado, cruzando los dedos bajo la mesa.

Cogí sonriente un trozo del pescado. Espero que esté delicioso tal y como parecía. Me lo metí en la boca y mastiqué, saboreándolo.

...

¿Qué coño...? Esto estaba asqueroso... Mi conciencia no me recomendaba tragármelo, pero como el Dios de la awesomidad que soy, no podía escupirlo, así que con mucho esfuerzo me lo tragué. ¿Qué le diría? La comida era repugnante, pero ¿qué pensaría de mi gran persona si se lo decía...? No dije nada, esperando a que él también lo probase y se diera cuenta de ese horrible sabor.

Miré al prusiano tragarse el primer bocado, pero no dijo nada. ¿Sabía mal? Miré mi plato, la comida en sí tenia buena pinta, pero no podía fiarme del aspecto exterior.

-¿Y-y bien...? -pregunté, temeroso de la respuesta. Su cara no me daba muchas esperanzas... ¿lo había hecho mal otra vez?

Me quedé pensativo unos momentos, pensando en la respuesta que le iba a dar al inglés. No sería awesome que le dijera directamente que estaba malo, pero tampoco lo sería si le mentía. Yo soy un hombre sincero, así que opté por la nada awesome verdad.

-No... -Me quedé parado unos segundos- No había probado nada parecido en mi vida... -Afirmé. Era verdad, jamás había probado algo tan asqueroso en mi vida. Pero como decirlo así no es digno de mi gran persona, al final me incliné hacia jugar un poco con la verdad y la mentira.