Las leyes de la Cocina [ Alfred/Arthur]

Casi era la hora de almorzar, aunque aún quedase bastante tiempo para la hora media de comer que había en la ciudad.

Antonio había invitado a Lovina a una terraza que habían abierto en la ciudad, porque ese lugar presumía de tener comida mediterránea y eso les gustaba a ambos.

El problema se presentaba cuando le tocó quedarse a comer con Arthur. Aún no llegaban a entenderse y eso que ya llevaban tiempo en la misma casa.

Con toda su buena fe.Se encaminó hacia la habitación del inglés para preguntarle si se ofrecería a comer algo con él, ya que odiaba comer solo.

Dio dos toques en la puerta de su cuarto y lo llamó, repitió el gesto, llamándole y dando tos toques varias veces.

Había veces en las que me preguntaba seriamente si la estuidez esa de las "Leyes de Murphy" se cumplían de verdad.
Pensando que tendría una mañana tranquila, decidí coger uno de mis libros de magia, escondidos bajo la cama, pare leer un rato; no se si hace falta que aclare que justo cuando abrí la primera pájina comenzaron a aporrear la puerta.
De mala gana, volví a meter el libro bajo la cama y me dirigí hacia la puerta, abriéndola.
...si llego a estar un centimetro más cerca el americano habría continuado llamando sobre mi cara.
-¿Alfred? ¿Qué quieres?-pregunté, intentando no sonar muy molesto.

Volvió a repetir los toques de llamada en el marco de la puerta y llamarle a pesar de tenerlo en frente, cosa por la cual soltó una risotada excéntrica.
-¡Arthur! - Sonrió de oreja a oreja mirándole y cogiendo por el hombro, pasando su brazo por encima, llevándole consigo hacia su cuarto al interior.

-¿Qué estabas haciendo?- Liberó al rubio y se sentó en la cama, apoyando las manos en esta mientras miraba rápidamente la habitación del inglés.

Me quedé pasmado cuando el americano -con el cual NO había hablado más allá de aquella vez en la sala de bienvenida- me echó el brazo por los hombros y me arrastró dentro de mi habitación, séntandose luego en mi cama como si estuviera en la suya propia.
Controlé mi enfado, ignorando la venita que ya palpitaba en mi frente.

-Leer. -espeté, con el ceño fruncido- Con tranquilidad, ya sabes, sin nadie molestando.-recalqué. -bueno, ¿qué quieres? -repetí, mirándole con curiosidad.

Después de casi articular el cuello de manera fantasmagórica para ver su cuarto le miró sonriente.

-¡ Vamos a comer! - Dijo a la vez que alzaba los brazos de la cama y le señalaba.

-Antonio me dijo que se iba con Lovina y que nos tocaba hacernos la comida. Que No han dejado nada preparado. ¿Te hacen unas burguers?

Se levantó y se acercó al rubio esperando su respuesta.Mientras se entretenía en hacer pompas con un chicle rosa que masticaba de manera camuflada.

-¿Se han ido...?-fruncí un poco el ceño. Daba igual, pero podrían haberse llevado también al americano.
Ese rubio entusiasta me iba aterminar causando un dolor de cabeza, lo sabía.

-Hum..no, no me gustan las hamburguesas. Son mlas para la salud.-sentencié.- ¿No hay ninguna otra cosa?
Podría por lo menos dejar ese chicle. Qué molesto.

- ¡Las hamburguesas son de lo mejor! - Repuso frunciendo los labios y poniendo las manos empuñadas sobre su pecho, en un gesto quizás infantil.

-I don't Know~- Alzó las manos a media altura mientras se encogía de hombros con una sonrisa de condolencia.


-¿Sabes cocinar ? - Miró con curiosidad el rostro del inglés, a la vez que sacaba el envoltorio de su chicle y empezaba a jugar con él, abriéndolo y cerrándolo cambiándole de forma.

-Well... -pensé su pregunta, hacía mucho que no cocinaba para nadie más, así que no sabía cuál sería el resultado.- Bueno, sé un poco de cocina, pero creo que bastará.-contesté, aún pensativo.

Me volví hacia Alfred, que ahora jugueteaba con el papel del chicle. ¿tenía que estar siempre haciendo algo?

-Vamos a la cocina- le dije, mientras salía de la habitación asegurándome de que me seguía, no le quería husmeando por mi cuarto.

- Yeah Sir....~ - Canturreó, haciendo una enorme pompa de chicle y explotándola mientras salía, para después escupir el chicle y envolverlo en el papel de envoltorio que tenía entre manos, al jugar.

Dejó a Arthur atrás, cerrando la puerta y de un carrerón se planto en la cocina que era en parte casi un añadido más del inmenso salón. De un saltó se sentó en la encimera a la espera del inglés.

Andé tranquilamente hacia la cocina, a diferencia de mi compañero de piso que pasó como si fuera algúna especie de huracán. ¿En serio tenía tanta prisa o solo era hiperactivo?

Al llegar, el americano me esperaba sentado sobre la encimera de la cocina. "How bad mannered..." pensé, mientras me dirigía al frigorífico y lo abría para mirar en el interior.

-What do you want to eat?-le pregunté, distraidamente, por cortesía.- Y bájate de la encimera, brat. Hay que poner comida ahí.

Esperó a que el inglés llegara a la cocina, entreteniendo en mover las piernas en el aire de atrás adelante mientras estaba sentado sobre la encimera.

-¿Eh? - Ladeó la cabeza a un lado cuando el inglés formuló la pregunta después de hacerse amo del frigo.
-¡Ah!¡Hamburguer!!! -Exclamó con fuerza y brio mientras saltaba de la encimera y se disponía a un lado de la cocina con esa risa que le empezaba a caracterizar en la casa.
-¿Qué vamos a preparar Arhtur? - Preguntó sonriente mientras daba un paso y miraba en el frigorífico por encima del ojiverde.

-Hum... I don't konw...-murmuré mirando una vez más el contenido del frigorífico. No había nada con lo que supiera preparar algo de comer, escepto algunos ingredientes como salchichas, tomates y huevos.
Abrí las alacenas de la cocina, encontrando algo de pasta, arroz y legumbres... Shit, ¿Porqué Antonio tenía que haber salido a comer fuera?

Miré el paquete de espauetis; solo había que hervirlos, no debía ser tan dificil.

- ¿Te apetece comer esto?-le pregunté, enseñandole el paquete de pasta al americano.

El servilletero resultaba tan tentador cuando no tenías nada que hacer y te consumía al aburrimiento, que le resultó imposible no cogerlo en las manos.

-¿Eh? ¿Pasta? Hm... Podría valernos, otra cosa no hay qué preparar ¿No?

Soltó el pack con las servilletas acercándose y tomándose la liberta de coger el paquete con la pasta.
-¿Sabrás cocinar tú solo esta cosa? -Dijo mientras elevaba el paquete a la luz de la ventana y lo miraba extrañado, leyendo sus instrucciones.

-Of course!-contesté, aunque no estaba muy convencido, arrebatándole el paquete de pasta al americano.-Solo hay que hervir esto en agua y luego cocinarlo, tampoco es muy dificil.
Le dí la espalda a Alfred mientras rebuscaba en los armarios de la cocina una cacerola para hervir el agua de la pasta. ¿Qué más había que echarle? La verdad era que no tenía ni la más remota idea...

-Mira que como quemes la cocina, Antonio y Lovina te matan. - Añadió Alfred sin ningún timbre en especial mientras rebuscando por la cocina, encontró un segundo paquete de pasta, idéntico al del inglés.
Lo alzó y se lo acercó mientras se sujetaba la montura de las gafas para leer bien su receta.
- .....Hmmmm Calentar agua con aceite y sal.... esperar que hierva... añadir.. la pasta.... remover..... dejar diez minutos ... colar y servir.... - Leyó las indicaciones del reverso de manera automática, sin prestar atención a lo que decían y sin mucho interés, por ahora al menos.
-Do you understand? - Dijo mientras golpeaba con el paquete la espalda del rubio, acompañando el gesto de una risa alegre.

-¡No voy a quemar la cocina, bloody git!- salté, perdiendo la paciencia por un momento. Carraspeé, sonrojandome un poco, mientras le arrebataba el otro paquete de pasta al americano y me daba la vuelta; me había propuesto comportarme como un caballero inglés en este instituto, y no lo iba a echar a perder por un americano idiota- I mean... por supuesto que entiendo unas instrucciones tan sencillas, ¿por quién me tomas?

Solté el otro paquete de pasta en la encimera y saqué una olla de un armario de la cocina. La llené con bastante agua, poniéndola en el fuego.

-Y tú, ¿vas a quedarte ahí mirando todo el rato?-le pregunté, sin volverme.

- Pues por alguien que no ha cocinado pasta en su vida... Of course. -
Se cruzó de brazos y asintió con un gesto firme, con ojos cerrados y una sonrisa, gestos que sin duda iban combinados.

-¿Yo? Si tú te has puesto ya a hervir la pasta, no sé qué hacer~hahaha. ¡Pero un héroe no se puede quedar parado! ¡He de hacer algo por esta mísera sociedad! - Exclamó, con sus paranoias típicas, refiriéndose irónicamente al rubio.
-¡Voy a poner los platos! - Declaró mientras recorría la cocina, abriendo muebles al azar y no encontrando ninguno.
- Arthur.. ¿Dónde están los platos? - Preguntó con un estridente torrente de voz, casi gritando.

-¡Pero aunque no haya cocinado pasta no significa que vaya a hacer un desastre!
Empezaba a notar un tic en la ceja. ¿Tenía que hacerlo TODO gritando? ¿Y dando carreras? ¿Y diciendo que era el heroe? ¡Aaag!

-Los platos están en el mueble que hay justo encima de mi cabeza, idiot.-contesté. exasperado. Era el tipico mueble de los platos, encima del fregadero. ¿Esque el americano no había estado en una cocina en su vida?- ¡Y procura no tirar ninguno!

-Okay!, Understood! - Asintió con la cabeza en un gesto bastante rápido, sonriendo con facilidad al acercársele para coger los platos. Se apoyó con el brazo izquierdo sobre Arthur, dejandose caer sobre él y manteniéndole preso bajo su brazo, y a su vez abría el mueble con la derecha.

-¿Cojo solo dos no? - Preguntó mirando a Arthur de reojo, no tenía que moverse mucho para verle ya que le tenía casi de único punto de apoyo. Con los dedos separó dos platos del resto y luego los cogió con la mano para dejarlos al lado del fregadero.

- ¡Y no los he roto! - Sonrió después de soltar a Arthur y esperando detrás de él, realizando una pose heroica fuera de tono, pero que se degustaba de hacer.

-¡Eh! ¿Me has visto pinta de escalera?- protesté cuando con toda la confianza del mundo el americano se apoyó en mi para llegar hasta los platos.-¡Si, coje dos pero quítate de encima!- Sacudí el hombro, ligeramente sonrojado. ¿Que le pasaba a toda esta gente con echarse encima? ¿Nadie respetaba el espacio personal?

Observé con una ceja alzada la pose heroica de Alfred mientras declaraba que no había roto nada como si fuera una gran proheza.

-Aún no están en la mesa, yo no cantaría victoria.-refunfuñé.-Ya puestos pon los cubiertos tambien... tienen que estar dentro de álgún cajón.
Puse la olla en el fuego y comencé a añadir la sal...¿cuánta haría falta?

-¡No reproches nada al héroe!- Farfulló sonriente tras asentir levemente y llevarse consigo los platos hasta la mesa del comedor que conectaba con la cocina. Dejándolos sobre la mesa de cualquier manera con el característico sonido de la loza sobre la madera.

-¿Dos tenedores ? - Bajó un poco la barbilla y miró con incógnita al rubio al acercarse de nuevo a la cocina.Bajando la mirada sobre algunos de los cajones que estaban al lateral del frigorífico.-¡Yo digo que estarán en el tercero! - Exclamo al señalar el tercer cajón de la derecha, esperanzado con que hubiera acertado, aunque al echar mano y abrir el cajón, solo encontró trapos y algo de espacio vacío.- Tss, pues entonces no sé donde están. ¡Vamos Arthur, dónde están! - Volvió a sonreír y se giró para mirar al ojiverde, esperando que le contestase de buena manera, o que le advirtiera de donde estaban los tenedores.