Casquillos y hermanos [ Alfred/Matthew]

Era la tarde que no había clases, y claro para él, El héroe, no sería una tarde tranquila.El seguiría practicando para llegar a ser un buen técnico. Por ello se dirigió hasta el pabellón de tiro. Pero esta tarde, Lovina se había despedido de él para tener la tarde libre. Así que debía de dejar las prácticas de puntería para más tarde.

Dentro del pabellón se equipó rápidamente con lo necesario y se armó con una metralleta de uso fácil por diversion.

-Hahahahh! ¡Esto no es nada! Se jactó mientras apuntaba a una tira de blancos a veinte metros de distancia.

Paseaba tranuqilamente por los pasillos de la academia, a esa hora no debía de haber nadie asíq ue podía ir tranquilamente sin preocuparme por mis "instintos".

Me gustaba ese lugar, había sido maravilloso poder haber estado alli estudiando aunque después terminase como termino.

decidí ir a la sala de tiro, hacía bastante que no practicaba, lo más seguro es que mi puntería siguiese siendo igual de perfecta epro por si acaso iba a ir a revisarla.

Abrí la puerta de la sala sin cuidado alguno, haciendo que sonase y después escuche el ruido de disparos. Me acerqué silenciosamente y contube mis ganas de saltarle al cuello.

¿Qué hacía el aqui?

¡Rabadababatapatapatapata!

Su interés y carácter juvenil le hacía repetir el sonido de cada uno de los disparos de la metralleta con onomatopeyas absurdas. Un punto de humor que tenía. Sostenía con delicadeza el arma, con un agarre fuerte pero controlado. Se veía que había descubierto la mejor manera de usarla.
Los cascos le impedían oír cualquier ruido que no fuera el eco de su juego de balas. Y eso hacía que el americano se evadiera a un plano no terrenal.

La metralla salía con un fogueo continuo y ritmico, pero a pesar de ello, no fallaba en sus objetivos.

Podía matarle, si, podía destrozarle en ese mismo instante pero había algo que me lo impedía. Me resultaba familiar, extrañamente familiar y, desde que vi su rostro...había algo extraño. Quería amtarlo epro algo me lo impedía. Tal vez nuestro gran parecido físico o tal vez nuestra grand esigualdad psicologica.

-Carga azul...- Susurré y, transformando mi dedo indice de la amno izquierda en un cañon de pistola apunte a si diana. En cuanto la carga impacto contra ella esta se congelo, haciendo que el americano saliese de su fantasía.

-Hola...antes noe scuchaste...-Volví a dejar mi dedo como era y me guarde al mano en el bolsillod e canguro de la sudadera.

Su juego divertido y frenético se vio congelado, literalmente pues su diana de pronto se había congelado. Y no fue hasta ese momento, que volvió a centrarse en donde estaba.Antes esta ido y no podría notar lo que ahora estaba junto a él. Un alma, y no muy feliz, su onda no era feliz.

- Eh! - Exclamó mientras al girarse sobre sus pies , se quitaba los cascos que impedían escuchar algo. Entonces vio quién era. No sabía por qué pero le resultaba bastante familiar. Y en un sentido más cercano que de costumbre.
- You! -Espetó mirandole y señalándole con voz alzada.

-¿Qué?- Pregunté sin levantar la vista.

Así que era tecnico...no se porque pero me lo imaginaba como arma. Me razqué la cabeza elvemente, pensando en que hacer y solté un bufido.

-Carga blanca..-Hice desaparecer el hielo de la diana y me coloqué bien las gafas en un gesto habitual y cansado.- Tuve que hacerlo, sino no te enterarías de nada...- Esos ojos axules que poseía me embriagaban me hacían entir bien, me recordaban a algo que jamas existio...

¡You! -Le señaló de nuevo rápidamente mientras se quitaba el segundo par de gafas de su rostro. El que protegía de casquillos desviados. Sostuvo dichas gafas mientras daba unos pasos hacia él, con el arma aún en su otro brazo, que era ayudada por una banda que rodeaba su hombro y torso.
Me resultas familiar... no sé...
Llevó su mano al mentón,frotándose la barbilla. No sabía de qué le conocía, quizás sí, o al menos no sabía por qué su rostro le sonaba. No se percataba de que eran idénticos.

-Y tu a mi, pero no nos conocemos deanda, maple...- Susurré meintras jugeteaba de amnera nerviosa con el cordon de la sudadera. Me agobiaba un pocot enerlo tan de cerca, esos ojos azules que me escrutaban me intimidaban, y mucho.

-A no ser que seas canadiense no te podré haber conocido, he llegado ahce poco...

Qué va qué va~. - Gesticuló en negación con el cuello y alzó la mano y la movió de lado a lado para continuar negar el gesto.

U. S . A - Deletreó en inglés mientras sonreía ante él- Y concretamente de Washington D.C. Seguido de su explicación se centró en él- ¿Eres Canadiense? Hahá! -Empezó a reír sin motivo aparente.- Viendo la de gente que hay por aquí somos casi vecinos ¿no crees? ¡Soy Alfred!

-Pues si, nuestros países estan especialmente cerca, yo soy de Ottawa, creo...- Suspiré y le miré. así ue estadounidense...contando la variedad de nacionalidades se podría decir que las nuestras eran "hermanas".

-Mi nombre es Matthew, encantado Alfred...- Susurré y, de manera timida le ofrecí la mano. No sabía como relacionarme con la gente y menos con ESA persona, la cuál estaba delante mía.

¡Qué diver! ¡Serás la primera persona con la que tendré una 'relación' así. ¡Nadie vive tan cerca!
Exclamó con bastante entusiasmo, por un hecho que bien podría ser absurdo para alguien diferente.

Oyó su nombre y rápidamente atrapó su mano derecha, en un gesto rápido y casi invisible.
-¡Encantado!
Agitaba su mano, estrechándola de manera desmesurada.