Despertando en... [Heracles/Sadiq]

Abrí los ojos despacio, sin mucha intención de moverme de dónde estaba. Por cierto, ¿dónde estaba...?

Me incorporé lentamente, mirándo a mi alrededor. Estaba sobre un sofá, en una casa...ah, ya recordaba, la residencia... la compartía con Sadiq. ¿Dónde estaba el barbudo del antifaz? Me levanté del sofá, notando que estaba descalzo. Otra vez. ¿Y mis zapatos?

Bostecé con pereza y dí una vuelta por el salón, buscando algún indicio de que Sadiq hubiera estado allí. Debería buscar por la casa, pero...solo de pensar que tendría que recorrerme todas las habitaciones...

Decidí volver a sentarme en el sillón, subiendo los piés en él. Total, si estaba ya aparecería...

Entró en la sala de estar con una toalla en el hombro y envuelto en humo. El agua le caía por todo el pecho y sus piernas, acariciándole por completo el cuerpo y envolviéndolo en una suave capa de liquido que resaltaba su potente musculatura de gimnasio.
En uno de los sillones de la sala estaba su compañero de piso, de trabajo, y, sobretodo, de cama. Estaba en una pose completamente relajada, como era esperar de él, con los pies en alto y la sonrisa tonta de acabarse de haber levantado.
-Her...-dijo llamando la atención del moreno y acercándose a él.-¿Qué tal la siesta, amor?

Esbocé una sonrisa tranquila al ver aparecer a Sadiq. Estaba en lo cierto al pensar que sería él el que me encotraría.
Acababa de salir de la ducha, al parecer, pues solo llevaba una toalla. Le miré de arriba aabajo sin ningún pudor, deteniéndome en algunas de las gotas de agua que resbalaban por su torso, antes de contestar.

-Nada mal...creo que me dormí mientras te esperaba...-dije, ladeando la cabeza despacio, sin recordarlo muy bien. Me eché el pelo hacia atrás, recorriéndole con la vista una vez más.- Vas a llenar el suelo de agua...- no era eso precisamente lo que pensaba. Pero tampoco iba a ser yo quién lo dijera.

Apagó el cigarro en el cenicero mientras se sentaba en el sillón de al lado del que sostenía al griego y se echó hacía atrás, apoyando la espalda por completo en el respaldo y elevando un poco la cintura para hacerla más al borde del sillón adoptando una pose cómoda.
-Y se ve que también el sillón...-dijo con una sonrisa pícara mientras alargaba su musculoso brazo y acariciaba con cariño el pelo del chico-Después de dormir, te ves realmente lindo...

Vi como el sofá iba empapándose. Hum. Tampoco iba a hacer un drama por ello...
Incliné la cabeza hacia la mano de Sadiq, como un gato, disfrutando de la caricia. No podía negar que me gustaba cuando el turco era cariñoso conmigo, por muy cursi que sonara. No había olvidado las ocasiones en las que no hacíamos más que pelear.

-Y tú también... sin tu máscara. -dije, acariciando con los dedos despacio el puente de su nariz, inclinándome sobre el brazo del sillón para acercarme más a él.

Se acercó más al chico mientras este le acariciaba la parte de la cara que solía ocultar bajo aquella mascara que tanto odiaba. Sonrío dulcemente sintiéndose liberado de toda tensión, normalmente, para ocultar su relación, discutían y peleaban frente a los alumnos o a sus compañeros de trabajo.

-Heracles...Sabes qué te quiero...¿no...?-depositó sus labios sobre los de él despacio, cerrando los ojos levemente.

Sonrei muy levemente mientras correspondía al beso de Saiq sin prisas, mientras me sujetaba de su hombro para que no se alejara. Yo tambien quería a ese turco idiota. Ese era el motivo por el que estaba allí.

-...a veces se me olvida.-contesté, mientras me separaba para mirarle, dejando mi cara a centímetros de la suya. El sueño se me había quitado. No era raro que solo Sadiq lograra espabilarme.

Observó el rostro despierto del griego y sintió una calidez en su interior. Realmente se sentía feliz por ser la única persona que podía hacer despertar al castaño.

-¿Sabes qué...? He estado pensando en tomarnos una semana libre e ir a una casa de montaña...-anunció acariciando el cabello del menos despacio y con cariño-Los dos solos en na cama toda la semana...

Le sonrió cerrando los ojos mostrando un Sadiq que solo su amado compañero podía ver.

No pude evitar sentir calor en las mejillas. Quizá hasta me sonrojé. Por mucho tiempo que pasara, nunca iba a acostumbrarme al cambio del turco de cuando estábamos solos a cuando no.

-Eso...estaría bien.-sonreí dándole un beso corto- Pero...el curso acaba de empezar...

Era típico de Sadiq hacer las cosas de esa manera. Si pudiera estaría a cada hora en un sitio distinto.Si no lo conociese, no entendería porqué se había hecho profesor.

-Da igual...-repuso agarrando fuerte al griego y sentándolo sobre su regazo observándolo con cariño-Hay profesores nuevos que pueden cubrir nuestras plazas las primeras semanas sin clases...-afirmó comenzando a besar el cuello de su amado-Además, para enseñar el instituto contamos con Antonio, los alumnos más revoltosos le harán más caso a él que es un repetidor que a los profesores...-tomó la cadera del menor y le dio un pequeño mordisco cariñoso en el cuello.

Me acomodé mejor encima de Sadiq, dejando que mis manos vagaran solas por el pecho del turco. Entrecerré los ojos mientras contenía un pqueño gemido cuando mordió mi cuello. Estaba tratando de convencerme. Ya conocía esa tactica.

-Estás juagndo sucio para convencerme...-dije despacio, siguiendo la linea de su mandíbula con la punta de la nariz, hasta depositar un pequeño beso en la base de su garganta- Sabes que así no te diré que no...

-No juego duro amor...-replicó mientras sentía los labios del griego en la base de su cuello antes de recibir caricias cariñosas en su barbilla con barba de pocos días.-Solo ataco tus puntos débiles...como estos...-dijo antes de agarrar el trasero del menor y morder el lóbulo de su oído izquierdo.

Tras años de pareja, Sadiq ya conocía a la perfección los puntos erogenos de su querido griego, y también su enorme pasión por los gatos y su debilidad ante el sueño.