Dinner time~ [Gil & Eli]

Estuvimos toda la tarde en la azotea y como ya era hora de cenar, Gilbert y yo decidimos ir a comer a la cafetería. Era un bonito sitio para tomar una comida.

Cuando entramos quedé impresionada por la sala. Era amplia, con grandes mesas y sillas para los estudiantes. En el fondo había otra gran mesa "de buffet" y al lado, la cocina. Tenía servicio de mesas y buffet, ya que por la mañana los estudiantes se servían ellos el desayuno pero para la comida y la cena los camareros te atendían.

Le señalé a Gilbert una mesa donde poder sentarnos. Estaba al lado del gran ventanal por donde podías ver los exteriores. Era un paisaje hermoso, ya que las luces de la ciudad habían sido encendidas.

- Qué bonito... - le dije a Gil - Me gusta esta cafetería. Es muy acogedora.

Mientras esperaba a que un camarero nos atendiese, decidí contemplar los estudiantes que entraban al Shibusen antes de que este cerrase sus puertas por la noche.

- Mmm... Pues no estoy segura - Le contesté a Gil - Creo que comeré una tortilla francesa. - Dije mirando la carta.

Justo cuando le acababa de decir lo que iba a pedir a Gilbert, un camarero apareció. Llevaba un uniforme normal, como todos los camareros, pero su rostro era diferente, no sabría decir que tenía de extraño.

- ¿Saben ya lo que van a tomar? - Nos preguntó.

- Yo sí lo sé, ¿Gilbert, y tú? - Le pregunté - Yo quiero una tortilla francesa y una ración de este pan especial que sale en la carta. Gracias. - Pedí.

- ¿Y para beber, señorita? - Me preguntó.
- Una copa de Contino, por favor. - Sonreí.
- ¿Y usted, señor? - Le preguntó a Gilbert.

Ya que estábamos allí, iba a pedir el mejor vino que tuviese. Para algo servirían los vales que me había dado la rancia.

- Bueeeno... Que día tan movido hemos tenido, ¿no crees? - Comenté - Sólo ha sido el primero y ya nos hemos peleado con una gorda, te he pegado con la sartén, he visto cosas raras... - Reí - Vaya escuela...
- ¿Qué piensas tú, Gilbert? ¿Te gusta? - Pregunté a mi amigo.

- Oh, ya lo creo que va a ser divertido - Dije.

Entonces apareció el camarero con nuestras bebidas.

- Mmm... Vamos a probar este vino, a ver. - Dije oliendo la copa. Bebí un poco y quedé satisfecha. Tenía un buen gusto, ni muy amargo ni muy dulce.
- Está perfecto, gracias. - Le dije sonriente al camarero antes de que este entrase en la cocina.

Mi barriga empezó a ronronear. Miré el reloj de la sala. Oh, Madre, ¿ya eran las once y media? Había pasado el tiempo muy rápido.
- Mira que hora es... Tengo hambre - Dije en un suspiro.

- Uuuuuh~ - Dije golpeando mi cabeza contra la mesa - Hambre, hambre, hambre...

Me estaba afectando el no tener comida en mi estómago. Era como el gigante al que si le cortaban el pelo, se volvía más tonto. Cuanto más vacío tenía el estómago, más infantil me tornaba.

- Quierooooo comeeeer, GIIIIIIL - Suspiré, poniendo mofletes.

Bandejas y bandejas iban pasando con comida. A mí se me caía la baba, pero lo único que podía hacer era acariciar al suave Gilbird. Me relajaba. Mejor eso que estar de los nervios.

Mis ojos brillaron.
- Comerrrrrr - Mi saliva empezó a bajar por mi barbilla - Ups - Me di cuenta y la limpié rápidamente, antes de que el camarero llegase a la mesa.

Sirvió los exquisitos platos, mientras yo los devoraba con la mirada.
- Que aproveche. - Dijo.
- ¡Gracias! - Dije cogiendo mi tenedor y hundiéndolo en la tortilla.

Olí el aroma que desprendía. Mm... Acabada de hacer. Quería saborearla, cada trozo...
Corté un poco y lo mastiqué.

- Come Gil... Come esta delicia antes de que termine el mundo. - Dije con un brillo en los ojos, desbordando felicidad.

Comió deprisa como si le fuese la vida en ello y como si realmente el mundo fuese a terminase en cualquier momento.

- Nugnca sge sabeg, Gilg - Dije con la boca llena.

Tragué de manera costosa, ya que tenía la boca bien llena de tortilla y el delicioso pan con pepitas. Bebí un poco de vino y respiré profundamente.

- Oh... - Suspiré - ¿Qué haremos luego? ¿Quieres que salgamos por Death City a cotillear un rato? - Le sonreí.

El sol ya se había puesto hacia rato, pero el toque de queda sólo se aplicaba a los estudiantes sin permiso. Si lo pedías en recepción podías salir por la noche.